28 mar 2011

HOY



Hoy he vuelto a ser
he vuelto a sentir.

He visto mi firma en el aire.

El placer en cada tiempo,
en cada respiración.

He vuelto a entender que mi único enemigo
tras las teclas
era yo.

10 oct 2010

Entrenous


"Y entonces me abrazas.
Me abrazas y siento que nadie me ha abrazado en la vida, que el cariño que antes desatábamos con palabras fluye más intensamente de tus brazos a los míos. En aquella piedra de “entrenous” cae la tarde y tu calor me hace sentir cosas que nunca he sentido y me produce una tranquilidad, una felicidad que nunca nadie me ha transmitido y no quiero que pase el tiempo, no quiero que se me escape ese instante, esa fuerza con la que aprietas tu cuerpo contra el mío, no quiero que me abandone y me deje de nuevo sola"

AMOR



Amor, ahora sé que jamás que tuve.

Es curioso contemplar las esquinas de este silencio
cómo desdoblan el tiempo en interminables días,
cómo reflejan tu ausencia en sediento verso,
cómo invade tu olor esta inocua isla,
cómo desgarran, amargas, el rencor de los falsos techos.

Me encuentro en este cuarto, a solas conmigo misma
y ni siquiera el frío de este blanco invierno
aclara las sombras del negro intermedio
entre cada escarpe de esta abrupta cima.

Ahora puedo sentir cómo me asfixia el aire,
cómo nos quema el hielo,
cómo el cuidadoso andar de este gran secreto
cayó en el desastre de fundir tu piel con la mía
y convertirnos en la ceniza sin nombre
que ahora busca luz en su propio reflejo.

Hoy al fin comprendí que jamás te tuve,
que la pasión quemó mi prudencia,
que mis pasos cautelosos dejaron huella
y no hay olas en este desierto que las perdonen.

Ahora puedo escarbar la tumba de mi inocencia,
encontrar entre los baches las ecuaciones perfectas
que definan en qué consistió vivir y cómo intenta
el fuego hallar enunciado a través de la respuesta.

Me enamoré de ti y no me di cuenta,
ahora compartimos el aire que nos eleva
a otro lugar, quizá
donde aquel abrazo
no encuentre razones que lo incriminen
ni frenos que lo detengan.

8 abr 2010

TORRE DE MARFIL


No tengo la virtud de saber olvidar
y querer, sin querer, me cuesta.
Pero he visto llover, nevar y caer
los robustos troncos que me envolvían
y del tiempo que nos mentía
los días llevo en mí a cuestas.

Quizá vosotros, testigos
de mi abuso de impaciencia
me veáis como un castillo
basto de amor y experiencia.

Mas soy sólo el frío invierno
sed de tiempo y de inocencia,
mendigo de amor, cariño
que tan lejos y tan cerca
de mis ganas de vivir
se confundió con mi ausencia.

24 mar 2010

APRENDIZ



Quizá el insensible tacto de aquel tiempo no vivido
nos conozca,
nos ame y nos haga fuertes,
nos odie y frío y tardío
nos olvide.

Quizá sólo tuyo y mío el miedo al ciego silencio
de sufrir
nos recompense
por esta ausencia sombría
de pasillos sin salida
que hoy heridos se arrepienten.

Tal vez bajo el dulce encanto de esta magia
me refugie
viene y va ínfima y muda brevedad cada estación
distancia en cada vacío
que inunda nuestro vagón .

Soy viajero de una infancia que tal vez
nunca existió
acaso ciego acordes,
mudo tiempo
extraño amor.

Hoy los hilos de la vida
me enhebran tras las murallas
de polvo de tinta y tiza
que encubren nuestras miradas.

Nunca diremos siempre
más siempre seremos nada.
Allí quedó el frío invierno
tras las fronteras del alma.

19 mar 2010

DILES




Dicen que soy sombra de la sombra,
que mis ojos no se apagan ante el miedo,
dicen que siempre llegué primero,
que mi fuerza sobrepasa las murallas.

Dicen que no sé lo que es sufrir,
que jamás llore lo justo y suficiente,
dicen que fui feliz desde siempre,
que mis huellas calan hondo sobre el tiempo.

Ironías de la vida que no acierto
a entender cómo me hicieron tanto daño.

Diles que mis sendas son oscuras,
que mis ríos corren ahora envenenados,
pregúntales quién a ellos ha vendado
con maldad, la vista de lo incorpóreo.

Corazón, ya suman mil nuestros tropiezos,
soledad, cuéntales cuánto hemos llorado
entre lunas reflejadas en un tiempo
que por miedo, resbaló de nuestras manos.

3 mar 2010

EL DESVÁN DE MI MEMORIA




Cómo entender que ya jamás volverán
los segundos perdidos de mi inocencia.
Cómo echarlos de menos mas no llorar
sabiendo que aquella vida ya no es nuestra.

Descienden nuestras alas sobre el mar de los intentos.


EL DESVÁN DE MI MEMORIA

En el ático de mi alma hay un deshielo,
las promesas se consumen en calor,
dime dónde quedaste ayer, cruel silencio
que en susurros hilvanabas nuestro adiós.

En los charcos del desierto se estremecen
las princesas que creímos ser las dos,
ahora resta una manzana envenenada
y allá al fondo, los castillos de ilusión.

Llora al viento en el desván de mi memoria
los segundos que contigo compartí,
lloran para no gritar, por verse hundidos
en los mares que se ahogaron al abrir

las puertas de aquella fuerza acongojada
que se esconde entre disfraces de traición,
perdona si jamás llegué a ser el hada
que en los cuentos nos enseñó a ser mayor.

Yo aún conservo tatuado en mi soledad
esas niñas que soñaban con vivir,
aún recojo en la mirada los aciertos
y los fallos que contigo descubrí.

Tras la sombra de los miedos no hay arañas
sobre las que poder sentirse mejor,
más no hablan los espejos, sólo callan
y los años acumulan el dolor.

Pasa el tiempo y las muñecas son tacones,
otro invierno y descubrimos el amor,
los centímetros en la pared se acopian
y a aquel niño ya le ha cambiado la voz.
Solamente una mirada y somos agua
que desliza los segundos al recuerdo,
fotos que envejecen hartas de esperar
el imposible renacer de un nuevo aliento.

Los valores del ayer descienden muertos
hacia el monte de los sueños olvidados,
ascienden ahora a la ilusión nuevos pájaros
sembrando la frontera de lo incorrecto.

Los puñales calan hondo hasta hacer daño
te refugias, me refugio, nos ahogamos
en el charco de aquellos abrazos rotos
que sin querer un día nos atraparon.

Y en la ley del equilibrio nos caemos,
tres segundos aplastan toda una vida,
ya no hay sitio para mí en aquel barco
donde un día me sobraban las sonrisas.

Hoy me aviento hacia la arboleda perdida
sin mirar qué tras mis pasos he dejado,
hoy me evado de esta infinita negrura
que me ahoga con el peso de los años.

Sola ante la cima que creí conquistar
lloran los pedazos de este mi alma rota,
demasiados recuerdos en un mismo desván
para tan poca vida, para tan poca memoria.