20 feb 2010

HUÍR



Otro día más, uno cualquiera
que el viento trae y el aire lleva.
que el viejo tiempo balancea
bebe y olvida
araña y cierra.

Otro injusto abril tras los cristales
de este oscuro frío en que me quemo,
de nuevo aquí, sin más misterio
que el de vivir sembrando un mundo a parte.

Una noche más durmiendo a gritos
entre tu falta muda y mi sorda ausencia,
viendo el reloj correr tras la evidencia
de magia desvelada y palacios destruidos.

Me pregunto por qué nunca te he añorado
ilusión,
que arañas con tu sentido incoherente
los surcos de esta inocua fantasía.

Quizá juventud latente que todos sueñan tener
y yo aborrezco
sea y causa y consecuencia de mis noches desveladas
frente a esta pluma cansada
de tejer flácidos versos.

En este espacio vacío de fatal adolescencia
las arrugas de mis venas se asoman acobardadas
a este viejo corazón, endereza apaciguada
desde estas alas ficticias de imprudente niña incauta.

Tras de mí campos de seda, incorruptible pasión
que cual hielo aquí me quema,
hogueras de imprecisión
que sin llegar ya se alejan
a otra parte,
corazón,
¡corre! no te detengas
por estos valles de amor.